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La principal razón de ser de las distribuciones es facilitar una gestión de
paquetes. Esta gestión consiste normalmente en:
- Reunir todos los archivos de un paquete de software en un sólo archivo (en Debian
estos archivos poseen extensión .deb)
- Mantener una base de datos de los paquetes que hay instalados en el sistema.
- Guardar listas de pertenencia a cada paquete de los archivos que se encuentran
en el sistema (que pueden ser, literalmente, millones de ellos).
- Facilitar el borrado de un paquete sin perturbar el funcionamiento del resto.
- Vigilar las dependencias entre paquetes que eviten posibles inconsistencias,
por ejemplo, que existan paquetes instalados que necesiten programas o datos
de otros paquetes que no aun no están instalados.
- Ejecutar los scripts de configuración necesarios antes y después de la
descompresión de los archivos del paquete para que el mismo opere correctamente.
Análogamente para la desinstalación.
- Dividir el software en paquetes racionalmente. En ocasiones es conveniente que
un solo ``paquete'' se encuentre dividido en varios (por ejemplo, en binarios,
documentación y datos compartidos entre distintas arquitecturas). En general
cada paquete contiene elementos muy específicos y para instalar un programa
(por ejemplo LATEX) hay que instalar varios paquetes.
- Seriar los paquetes de modo que distintas versiones de un paquete sean ``compatibles''
con otros paquetes de la misma serie (hablamos de versiones de cada distribución:
Debian 2.0, 2.1, ...).
Cada distribución cumple mejor o peor con estas características pero,
en cualquier caso, es necesario que estas operaciones estén mínimamente
automatizadas (no siempre fué así). Los programas que se encargan de lo
anterior también están reunidos en paquetes.
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root
1999-06-26